Los jardines de los Reales Alcázares de Sevilla
En artículos anteriores publicados en este mismo blog, hemos escrito sobre los tres Palacios que componen el conjunto arquitectónico de los Reales Alcázares de Sevilla (Mudéjar, Gótico y Renacentista), así como sobre los patios que tienen estos palacios en el interior de los mismos.
En este nuevo artículo vamos a escribir sobre los diferentes jardines que rodean los Palacios y que terminan de completar el maravilloso conjunto que conforman los Reales Alcázares de Sevilla.
Al igual que hay varios patios en el recorrido del conjunto monumental como ya hemos escrito en nuestro artículo de este mismo blog "Patios interiores de los Reales Alcázares de Sevilla", hay distintos jardines en los exteriores de los Palacios.
Así, iremos hablando sucesivamente del Jardín del Príncipe, el Jardín de las Flores, el Jardín de la Galera, el Jardín de Troya, el Jardín de la Danza (Incluidos los Baños de Doña María de Padilla y el estanque de Mercurio), el Jardín de las Damas, el Jardín de la Cruz, el Jardín Inglés, el Jardín de los Poetas (Con la Galería del Grutesco) y el Jardín del Marqués de la Vega-Inclán, todos ellos con sus particularidades e historia de la que iremos hablando de forma individual.
Jardín del Príncipe
Aquí hablamos de un pequeño jardín al que se accede bien desde el Patio del Asistente, bien desde el Cuarto del Príncipe situado en el interior del Palacio Mudéjar, cuarto que recibe dicho nombre porque en él nació en el año 1478 el Infante Don Juan, segundo hijo natural de los Reyes Católicos pero a la vez primer varón (La primogénita era la Infante Isabel).
Es un jardín que está dividido en cuatro por unos setos en los que hay romero y laurel, con una fuente en el centro que fue realizada en el siglo XVIII.
También tiene unos limoneros que datan de la época musulmana.
Jardín de las flores
Este jardín está situado al lado del anterior Jardín y está en un plano inferior al mismo por lo que hay que bajar unas escaleras.
Es un pequeño jardín de forma rectangular que contiene un pequeño estanque adornado con azulejos del siglo XVI.
En una de las paredes podemos contemplar una pequeña gruta que se construyó en el siglo XVI, cuando el arquitecto italiano Vermondo Resta (Milán 1555 - Sevilla 1625) remodeló este jardín como una más de las numerosas obras que efectuó en los Reales Alcázares.
A día de hoy, en la citada pequeña gruta se puede ver un busto del Emperador Carlos Iº.
Jardín de la galera
A este pequeño y bonito jardín se accede desde el Jardín de las Flores a través de un pequeño arco o bien cuando salimos del Palacio Mudéjar bajando unos escalones que hay como continuación de una pérgola apoyada sobre unos pilares con relieves de época renacentista.
Recibe su nombre porque en el siglo XVII los setos que había en este patio estaban recortados en forma de galeras.
De estas galeras salían unos chorros de agua que hacían que pareciera que entre las galeras de los setos se estaba desarrollando una batalla naval y los chorros eran los cañonazos que se enviaban de una a otra galera.
Hoy en día, las galeras y los chorros de agua han desaparecido.
En el centro de este patio se colocó en el año 1991 una columna de mármol para homenajear al rey poeta Al-Mutamid Ibn Abbad (1043 - 1095) que fue el último Rey taifa que tuvo la ciudad de Sevilla.
Al-Mutamid es conocido también como el último "Rey poeta" de Sevilla ya que fue un gran mecenas de las artes, las ciencias y la cultura disciplinas que florecieron en Sevilla durante su reinado.
En la parte delantera de la columna hay una leyenda en la que podemos leer:
"LA CIUDAD DE SEVILLA
A SU REY POETA
AL-MUTAMID IBN ABBAD
EN EL IX CENTENARIO
DE SU TRISTE DESTIERRO
7 SEPTIEMBRE 1091
RACHAB 384
SEVILLA 1991"
Si rodeamos la columna, en su parte trasera, podemos leer la siguiente inscripción:
" (Caracteres musulmanes)
NO HAY MAS DIOS
QUE DIOS
DIOS DECRETE EN
SEVILLA
LA MUERTE MÍA
Y ALLI SE ABRAN
NUESTRAS TUMBAS
EN LA RESURRECCION
AL MUTAMID IBN ABBAD
(1043 - 1095)"
Cuenta la historia que la presión que los reinos cristianos, encabezados por Alfonso VI de Castilla, ejercían sobre los Reinos de Taifas era muy fuerte a finales del siglo XI, lo que motivó que Al-Mutamid (Que pertenecía a la tribu de los almohades) se viera obligado a pedir ayuda a otra tribu del Norte de África, los almorávides, tribu más guerrera que los almohades pero también más fundamentalista en asuntos religiosos.
De hecho, podríamos considerarlos monjes-guerreros similares como los que años más tarde aparecerán como templarios u otras órdenes militares en Tierra Santa, tras la conquista de Jerusalén en el año 1099.
Los almorávides llegaron a España en el año 1086 e infligieron a los reinos cristianos una tremenda derrota en la batalla de Sagrajas (Badajoz), derrota y masacre de tal volumen que hasta tres generaciones posteriores los reinos cristianos no volvieron a intentar conquistar Al-Andalus, concretamente hasta 1212, año en el que tuvo lugar la gran batalla de las Navas de Tolosa (Jaén), batalla en la que los tres reyes cristianos aliados contra los musulmanes inflingieron una gran derrota al ejército musulmán, lo que trajo como consecuencia que se lograra abrir el camino para la posterior conquista de Al-Andalus.
No obstante y tras la victoria de Sagrajas los almorávides tuvieron que volver a sus territorios en Marruecos al conocer la noticia de la muerte del hijo de su Rey, pero se conoce que les había gustado lo que habían visto durante su estancia en Al-Andalus por lo que deciden regresar en el año 1090 para ir conquistando y eliminando, uno a uno, todos los Reinos de Taifas que había en Al-Andalus, incluyendo el de Sevilla, ciudad que fue ocupada por los almorávides el 7 de Septiembre de 1091, siendo Al-Mutamid desterrado a la ciudad de Agmat en el Sur de lo que hoy es Marruecos (De ahí el texto conmemorativo que hemos descrito en la parte delantera de la columna que hay en este patio).
Cuatro años después de su destierro Al-Mutamid murió en Agmat, ciudad en la que está enterrado al lado de su esposa.
Cuenta una romántica leyenda popular que no pudo sobrevivir mucho tiempo a la pérdida de Isbiliya (Nombre musulmán de Sevilla) y de su "bendito palacio".
Jardín de Troya
Este jardín, aunque originalmente tuvo un origen islámico, su arquitectura actual pertenece a la arquitectura de carácter manierista (La arquitectura manierista es la que se desarrolla entre 1530 y 1610, o sea, entre la arquitectura renacentista y la arquitectura barroca).
El origen islámico se puede apreciar en la fuente que ocupa el espacio central del patio ya que es una fuente que está datada a finales del siglo X con cuatro pequeños chorros de agua que salen de unos aguamaniles con cabezas de león, hoy muy deterioradas por los años.
La fuente original fue rehabilitada y reformada en fecha no muy determinada, pero debió ser hacia finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, aunque conservó las cabezas de león en los aguamaniles.
A uno de los lados podemos ver una galería con unos arcos de medio punto con unas columnas de mármol que realizó Lorenzo de Oviedo a finales del siglo XVI.
Frente a estos, en el otro lado del patio, el arquitecto italiano Vermondo Resta nos dejó en el año 1606 una muestra previa de lo que luego haría al construir la magnífica Galería del Grutesco de la que hablaremos más adelante, construcción efectuada sobre lo que en su momento fué muralla de la ciudad, aunque mejor no adelantarnos ya que todo esto lo explicaremos más adelante.
Por último, decir que en el lugar donde está situado este patio hubo un laberinto que se desmontó en 1599.
Jardín de la danza
Es el jardín siguiente al de Troya desde el que se accede a éste a través de un pequeño arco.
Es uno de los más antiguos que hay en los Reales Alcázares, ya que hay constancia de la existencia de este jardín en la época musulmana. Hacia 1570 se modificó para darle la estructura que podemos admirar en el día de hoy, claramente renacentista.
Este jardín tiene dos alturas o niveles diferentes.
En el nivel superior podemos ver dos columnas sobre las que había dos figuras, una ninfa y un sátiro que estaban bailando.
Estas dos figuras son las que dieron su nombre al jardín, junto con unas figuras podadas en los setos de las paredes de los muros que semejaban bailarines.
Hoy, esas dos figuras así como las de los setos están desaparecidas.
También se piensa que el nombre le viene de que en el nivel inferior del jardín hay en el suelo unos pequeños agujeros que se llaman "burladores" porque de ellos salían de forma completamente aleatoria y sin previo aviso unos pequeños chorritos de agua que mojaban a quienes estaban en este espacio. Estas personas debían "danzar" para esquivarlos.
A la izquierda de este jardín, en el nivel superior, podemos entrar a través de un pasadizo en forma de bóveda de cañón a los Baños de Doña María de Padilla.
Baños de Doña María de Padilla
Es éste un espacio que se empezó a construir en tiempos de Alfonso X "El Sabio" aprovechando una fuente original musulmana que había en esta zona.
Posteriormente en tiempos de Felipe III (Hijo de Felipe II y tercer monarca español de la Dinastía de los Austria) se volvió a remodelar para construir una fuente de estilo manierista (Estilo arquitectónico entre los estilos renacentista y barroco) de la que podemos ver unos restos, actualmente muy deteriorados, al fondo de la alberca.
Es también en esta misma época cuando se abre el actual acceso al Jardín de la Danza a través de un pasadizo en forma de bóveda de cañón.
Estos Baños tienen tres naves, una central donde se encuentra un aljibe de agua de poca profundidad (Apenas medio metro) y dos naves laterales para el paso de personas.
Es una zona donde la temperatura y la humedad que posee la hacen ideal para combatir el calor del Verano sevillano.
Para ayudar al lector a situar estos Baños en el conjunto arquitectónico están situados exactamente debajo del Patio del Crucero, patio de entrada al Palacio Gótico como ya hemos escrito en el artículo dedicado a dicho Palacio, en este mismo blog (El Palacio Gótico del Real Alcázar de Sevilla).
Se cuenta una curiosa anécdota supuestamente ocurrida en tiempos de Pedro I, aunque realmente tiene más visos de leyenda popular que de hecho real. Pese a ello, la vamos a mencionar:
Cuenta la historia que Doña María de Padilla era una mujer de gran belleza y, cosa no muy normal en la época, pelirroja.
Fue amante de Pedro I y vivió con él en el Palacio Mudéjar hasta su muerte en el año 1361, a la edad de 27 años, después de tener cuatro hijos con el Rey.
Al año siguiente a su muerte, Pedro I consiguió que las Cortes de Castilla la reconocieran como reina de Castilla.
Pues bien, la leyenda popular cuenta que cuando Doña María se estaba bañando en la alberca, cuatro nobles intentaron verla a escondidas, pero fueron descubiertos por la guardia real.
Llevados estos nobles ante el Rey, éste les dijo que serían decapitados después de beberse toda el agua de la alberca donde se bañaba Doña María, pero que les daría gracia (O sea, que los perdonaría) si le hacían reír con alguna ocurrencia.
En aquella época, la costumbre era que al almorzar, primero se comía y luego (Cuando ya se tenía la barriga llena) se bebía.
Entonces, uno de los nobles le dijo al Rey que ya que se tenían que beber el agua donde había estado "la gallina" (En alusión a Doña María) preciso era que previamente disfrutaran y probaran/cataran "la gallina".
Cuenta la leyenda que a Pedro I le hizo tanta gracia la ocurrencia que les perdonó la vida a los cuatro.
Ahora que cada lector piense lo que quiera. La imaginación es libre.
Hay que decir también que al final del Jardín de la Danza hay unas escaleras que suben al visitante a contemplar el estanque de Mercurio.
Estanque del Mercurio
Este estanque, tal y como lo podemos contemplar hoy, fue una antigua alberca conectada con un antiguo acueducto romano, que fue reutilizado por los almohades y por los almorávides.
Este acueducto es conocido por los sevillanos como los "Caños de Carmona", algunos restos de los cuales se pueden contemplar a día de hoy en la calle Luis Montoto, en dos trozos de distinto tamaño.
El agua que recogían los musulmanes era utilizada para regar las huertas que había en aquella época dentro de los Reales Alcázares.
La alberca se modifica en el año 1575 convirtiéndola en el estanque que podemos ver a día de hoy. El estanque tiene en el centro un pilar de mármol coronado por una estatua en bronce del dios romano Mercurio, mensajero de los dioses, por lo que se le representa con dos pequeñas alas a la altura de sus tobillos.
La estatua fue realizada por Diego Pesquera y fundida por Bartolomé Morel. Carpas de gran tamaño nadan en las aguas del estanque.
El estanque está rodeado por una reja que tiene unas figuras de pequeños leones en las cuatro esquinas, así como 18 bolas que tienen remates en forma de pirámide.
Todo el conjunto (Rejas, leones y bolas) fueron fundidas también por Bartolomé Morel.
Cuentan que tanto las rejas como los leones y las bolas estaban recubiertas de pan de oro, pero se cuenta que dicho oro fue expoliado por los franceses durante su ocupación de Sevilla a partir de 1810, en el curso de la Guerra de Independencia de España.
Al fondo de este estanque se encuentra la Galería del Grutesco de la que hablaremos un poco más adelante.
Jardín de la Damas
Este espacio ya existía en el siglo XVI, puesto que se estima su construcción hacia el año 1526 dentro de las obras que se efectuaron en el Palacio Gótico con motivo de la celebración en los Reales Alcázares de la boda del Emperador Carlos I con Doña Isabel de Portugal.
Posteriormente, a principios del siglo XVII el arquitecto italiano Vermondo Resta remodeló todo este espacio ampliando su tamaño al que podemos ver en la actualidad.
La remodelación que efectuó Vermondo Resta le dio su configuración actual en forma de gran rectángulo con ocho compartimentos vegetales y con pequeñas fuentes que están a ras de suelo en las intersecciones de los pasillos que delimitan las ocho separaciones.
Se completa el conjunto con una fuente de mayor tamaño situada en el centro geométrico del Jardín y que está rematada por una estatua en bronce del dios romano Neptuno, dios de los mares.
Este jardín linda en uno de sus laterales con la Galería del Grutesco y es en la pared de esta Galería donde se encuentra la Fuente de la Fama, única fuente órgano que funciona de las tres fuentes de este tipo que aún quedan en el mundo.
Decir que de esta fuente ya hemos hablado extensamente en otro artículo publicado en este blog bajo el título "Qué ver en Sevilla y que verás en muy pocos lugares del mundo".
En este espacio del Jardín de las Damas podemos contemplar también dos construcciones emblemáticas de estos jardines, como son el Estanque o Cenador del León y el Pabellón o Cenador de Carlos I.
El Estanque o Cenador del León fue construido en el siglo XVII por el arquitecto Diego Martín de Orejuela que a la par que construyó éste que nos ocupa construyó otro, hoy desaparecido, llamado Cenador Ochavado.
El del León tiene un pequeño pabellón en el que se conservan unas pocas pinturas de su decoración original, así como unos restos de cerámica en la bóveda.
Delante de ese pabellón podemos ver una fuente con forma de león (De ahí el nombre del conjunto) que derrama agua sobre el estanque rectangular que completa el conjunto.
Cuentan que en este estanque, el rey Felipe V (Primer rey de la dinastía de los Borbones en España) gustaba de pescar los peces que en él había durante los cinco años en los que Sevilla fue capital del Reino de España (Lustro Real: De 1729 a 1733).
Al lado de este estanque podemos admirar el maravilloso Pabellón o Cenador de Carlos I, edificio construido en estilo mudéjar por el arquitecto Juan Fernández entre 1543 y 1546, en honor de Carlos I y su mujer Doña Isabel de Portugal.
Es un edificio totalmente cuadrado que fué construido siguiendo los patrones de la arquitectura musulmana y más concretamente de las "qubbas" que se construían siguiendo un patrón arquitectónico muy concreto: Construcción cuadrada con una bóveda semiesférica en forma de media naranja.
Del nombre musulmán, "Al qubba", deriva nuestra palabra "Alcoba" que identificamos con "cuarto o habitación".
Sus muros, tanto exteriores como interiores están decorados con azulejos, los cuales decoran también los bancos que hay en la parte exterior.
También hay que mencionar que la parte exterior está protegida por una galería de arcos de medio punto que están apoyados en columnas de mármol y que ayudan a dar sombra por la zona exterior.
En uno de los muros hay una puerta que da acceso al interior, mientras que en las otras tres paredes hay una ventana en cada pared para dar luz y ventilación al edificio.
Si desde fuera (No se puede acceder al interior) nos asomamos a la ventana que está orientada hacia el Oeste, podemos ver en el interior del edificio y en el suelo justo detrás de dicha ventana el plano del laberinto que existe hoy día.
Una pequeña fuente, en el centro del edificio, completa el conjunto.
Jardín de la cruz
Este es un jardín que está conectado por un lateral con el Jardín de las Flores y por otro lateral con el Jardín de las Damas.
Con éste segundo se comunica a través de una puerta que se conoce como Puerta de Hércules ya que en su dintel podemos contemplar una pintura en la que se representa la lucha del semidiós griego Hércules contra el gigante Anteo.
Este espacio era conocido como "el Jardín del Laberinto", porque era el espacio que ocupaba el laberinto que existía en los jardines, laberinto propio de los jardines de estilo renacentista.
Este laberinto se desmontó en el año 1910 y se trasladó a la ubicación actual del mismo.
Al desmontar el laberinto original se conservó la fuente que había en la parte central del mismo y que podemos ver a día de hoy.
Esta fuente ocupaba la parte central, de la configuración original (La que tenía hasta 1910) aunque está muy modificada ya que de la fuente original solo queda el monte de piedra que podemos ver en el centro del estanque, monte que hasta 1910 tenía varias estatuas en sus laterales con surtidores de agua, conformando entre todas una representación del dios Apolo rodeado de nueve musas.
El monte representaba el Parnaso, que es un monte griego de mucha relación con la mitología griega.
Jardín Inglés
Su nombre le viene de que la impulsora de su construcción, en el año 1927, fué la reina Doña Victoria Eugenia de Battenberg, esposa del rey Alfonso XIII, ya que esta persona era de ascendencia inglesa.
La reina quería un jardín típico de los estaba habituada en su país, jardines en los que la naturaleza crece de forma libre y espontánea.
Su actual diseño se efectuó modificando el que tenía la conocida como Huerta de la Alcoba, que era un espacio agrario de huertas urbanas que ocupaba este lugar en el interior del recinto.
Al efectuarse una labor de rehabilitación de este jardín se encontraron restos arqueológicos de las épocas romana, visigoda y almohade.
Los árboles que ocupan este espacio son el roble, el cedro, el castaño de Indias y el gingo, un raro árbol de origen chino.
Jardín de los poetas
Es el más moderno de los jardines que podemos disfrutar dentro del conjunto monumental, ya que fue construido entre los años 1956 y 1958 bajo la dirección de Joaquín Romero Murube, conservador de los Reales Alcázares de Sevilla en aquella época y del que ya hemos hablado en nuestro artículo de este mismo blog dedicado a los patios de los Reales Alcázares ("Los patios interiores de los Reales Alcázares de Sevilla").
Está formado por dos estanques rectangulares, idénticos, separados entre sí por una fuente de agua que se colocó en este lugar traída desde un convento que había en la localidad gaditana de Sanlúcar de Barrameda y que había sido demolido.
Este jardín está separado del Jardín de las Damas por la Galería del Grutesco, galería que tiene un espacio a la altura de una primera planta accesible para el público y que funciona como mirador, y desde la cual se pueden ver, a cada lado, los jardines mencionados.
La zona donde se encuentra el Jardín de los Poetas era una zona dedicada a huertas urbanas en la época almohade (Era un espacio conocido como Huerta del Reino), zona que estaba extramuros de la ciudad, ya que la Galería del Grutesco fue modificada a mirador por Vermondo Resta en el año 1612 sobre los restos de la muralla original almohade previamente derribada.
De hecho, al final del Jardín Inglés podemos ver los restos de una puerta defensiva original almohade, justo al lado de la Puerta de la Alcoba, puerta que hoy comunica el Jardín Inglés con los Jardines de Catalina de Rivera.
La Galería del Grutesco presenta a los ojos del visitante un aspecto en el que sobresalen de la pared distintos tipos de piedras rústicas que le dan aspecto de rocas marinas.
Presenta bajo la galería-mirador distintos espacios cuadrados donde en su momento hubo pinturas murales de las que hoy solo quedan restos, pero sabemos que representaban figuras mitológicas o aves exóticas que fueron pintadas por Diego de Esquivel en el siglo XVII..
El Jardín de las Damas y el Jardín de los Poetas se comunican entre sí a través de la conocida como Puerta del Privilegio que tiene dibujada en su parte superior el águila bicéfala propia de la Casa de Austria en honor al Emperador Carlos I, con una cinta roja en la que se puede leer "CAROLUS V IMPERATOR HISPANIARI REX".
Jardín de la Vega-Inclán
Estamos ante un jardín que fue diseñado por José Gómez Millán entre 1913 y 1917.
Toma el nombre de la persona que en esa época era el conservador de los Reales Alcázares, concretamente D. Benigno de la Vega-Inclán y Flaquer, Marqués de Vega-Inclán.
Este jardín se construyó sobre lo que hasta ese momento era la Huerta del Retiro que se extendía por el espacio que hay entre la Galería del Grutesco y el Paseo de Catalina de Rivera.
Está formado por cuadrículas de especies vegetales que tienen fuentes en el centro de las intersecciones, en las cuales también hay unos bancos de piedra revestidos de cerámicas sevillanas.
Incluso hay una zona con un canalillo de agua que une varias fuentes entre sí. Su configuración recuerda la configuración del Jardín de las Damas del que ya hemos hablado, aunque éste tiene una extensión bastante superior.
Por último tenemos que comentar que para salir de este jardín en dirección hacia el Palacio Gótico o hacia el apeadero buscando la salida del conjunto monumental lo haríamos a través de la llamada Puerta de Marchena, portada gótica que compró en una subasta el Marqués de la Vega-Inclán por encargo del rey Alfonso XIII y que es una puerta procedente del derruido Palacio de los Duques de Arcos que, a su vez, era propiedad de los Duques de Osuna.
Esta puerta se construyó en el año 1492 bajo la producción del artista Juan Guas, que la construyó con evidentes rasgos mudéjares.
Cuando cambió de linaje el Palacio (Pasó de los Duques de Arcos a los de Osuna) en el año 1540 se cambiaron los elementos de Heráldica que tenía la puerta pertenecientes a los antiguos dueños para colocar los símbolos de los nuevos.
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