Iglesia del Divino Salvador. Parte 1. El Exterior

Leonardo de Figueroa (Utiel 1654 - Sevilla 1730) fue el gran arquitecto español de finales del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Hasta su muerte fue alarife de la ciudad de Sevilla (Un alarife es el nombre con el que se designaba a los maestros en albañilería que edificaban en estilo mudéjar).

          En Sevilla construyó o colaboró en la construcción (Tomando el relevo de arquitectos que habían comenzado la obra, pero por la razón que fuera no la pudieron terminar), de tres de las más grandes iglesias que hay en nuestra ciudad y que a día de hoy pueden ser visitadas.

Cronológicamente y de más antiguo a más moderno, estos tres templos fueron la iglesia del Divino Salvador, la iglesia de la Magdalena y la iglesia de San Luis de los Franceses (De estas dos últimas iglesias, el lector puede leer sendos artículos individuales de cada una de ellas en este mismo blog: "Visitar la iglesia de la Magdalena" e "Iglesia de San Luis de los Franceses").  

          En este artículo vamos a escribir sobre la iglesia del Divino Salvador, popularmente conocida como "la iglesia del Salvador", aunque en este artículo solamente hablaremos de la historia del exterior del templo (Plaza del Salvador, Cruz de las Culebras, Patio de los Naranjos y su campanario, Plaza de Jesús de la Pasión y azulejo del Cristo del Amor).

Del interior del templo hablaremos en otro artículo. Nos obliga a ello la gran extensión que tendría un único artículo en el que habláramos tanto del interior como del exterior.

Historia de la construcción de la iglesia del Salvador

          Se sabe que la primera edificación importante que hubo en este lugar fue un templo romano que mantuvieron en pie los visigodos para sus propios cultos religiosos.

Esta hipótesis se sustenta en la realidad histórica de que cuando una civilización es superada por otra (Normalmente por conquista), la nueva civilización celebra sus cultos donde los celebraba la anterior porque así se evitaba, por un lado, iniciar una nueva construcción (Ahorro de costes), pero a la vez se manifestaba la supremacía de la nueva religión y de la nueva civilización sobre la anterior.

          Posteriormente y tras la conquista mora de la ciudad, el Emir Abderramán IIº mandó construir en este sitio, entre los años 829 y 830, una gran mezquita conocida como la mezquita de Ibn Adabbás, en honor al maestro alarife que la construyó (Omar Ibn Adabbás). 

Esta mezquita fue la gran mezquita de Sevilla hasta que en el año 1182 los almohades que ya habían expulsado de la ciudad a los almorávides (Hecho que ocurrió en el año 1091), construyeron la mezquita mayor de Isbiliya (Nombre moro de Sevilla) bajo lo que hoy es la Catedral de Sevilla.

          Está documentado un ataque vikingo a la ciudad de Sevilla, tras remontar el río Guadalquivir con sus barcos, en el año 844 y está documentado un ataque a esta mezquita que logró escapar del ataque sin daños reseñables.

No se puede decir lo mismo tras el terremoto que sufrió la ciudad de Sevilla en el año 1079 y que destruyó parte de su alminar, el cual fue mandado reconstruir por el último rey poeta de Isbiliya, Al-Mutamid.

          Cuando Fernando III conquistó la ciudad en el año 1248 situó la catedral sevillana sobre esa mezquita mayor, a la par que convirtió la mezquita de Ibn Adabbás en una iglesia cristiana dándole el nombre de iglesia del Divino Salvador del Mundo.

La obra que se realizó consistió en cambiar su orientación (Las mezquitas árabes están orientadas según el eje Norte-Sur y las cristianas según el eje Este-Oeste), construir un altar mayor, un coro y hacer una capilla para la Virgen de las Aguas imagen a la que el Rey Fernando III tenía una gran devoción.

Derribo y nueva construcción

          Con el paso del tiempo, la iglesia se fue deteriorando por lo que en el año 1671 se decidió derribarla para reconstruirla totalmente de nuevo.

El arquitecto al que se le encargó la obra se llamaba Francisco Gómez Setién que trabajaba bajo planos del arquitecto de la Catedral de Granada, José Granados de la Barrera.

Sin embargo, Francisco Gómez Setién falleció en 1696 dejando inconclusa la obra y es aquí donde aparece Leonardo de Figueroa al que se contrata para la finalización del proyecto.

Su aportación al edificio consistió en la realización de la cúpula de la iglesia, el cerramiento de las bóvedas y la realización de toda la decoración arquitectónica del interior.

Estas obras duraron 16 años, desde 1696 hasta 1712, aunque posteriormente Leonardo de Figueroa terminó la parte superior del campanario entre 1718 y 1719. 

Los Alrededores

          Como ya hemos escrito, hablemos de todo lo que rodea exteriormente esta extraordinaria iglesia.

PLAZA DEL SALVADOR:

          Estamos ante una plaza de grandes dimensiones, de planta rectangular que originalmente fue llamada Plaza del Cementerio, ya que en ella se encontraba el cementerio de la iglesia (Ya se habla de esta circunstancia en otro artículo de este mismo blog titulado "Visita por el cementerio de San Fernando de Sevilla").

          Posteriormente, fue llamada según tramos como Plaza de los Lenceros, de los Cordoneros o de los Cereros o Candeleros, ya que estos gremios tenían sus comercios en esta Plaza ocupando cada gremio un lugar concreto en la misma.

          Parece que el nombre definitivo de Plaza del Salvador se le adjudica hacia finales del siglo XVII.

          La fachada principal de la iglesia se encuentra en esta plaza.

Es curioso señalar que cuando se empezó a construir la iglesia actual la tendencia arquitectónica de la época que había estado dominada por el estilo manierista (Un estilo que rompía con el equilibrio y armonía de la arquitectura renacentista) estaba cambiando en esos momentos, evolucionando al estilo barroco, por lo que nos encontramos con una iglesia cuya fachada se construyó en estilo manierista pero con un interior construido en estilo absolutamente barroco.

fachada iglesia del Divino Salvador
Fachada de la iglesia

          Aunque a día de hoy solo se pueden apreciar soportales en la fachada situada frente por frente de la fachada principal (Unos 10 metros de soportales), en el siglo XV existían más soportales, concretamente desde la fachada de la iglesia hacia la, entonces, calle Alcuceros hoy calle Córdoba (El gremio de alcuceros era el encargado de la fabricación de las alcuzas o recipientes de latón u otro material para guardar aceite, gremio ubicado en esta calle).

Estos soportales fueron derruidos hacia 1794 por su lamentable deterioro tras un larguísimo pleito entre el Cabildo catedralicio y la Colegial del Salvador por la titularidad del terreno, pleito que fue resuelto a favor de la Colegial del Salvador, hecho que permitió la construcción de las casas actuales.

          Delante de la fachada se puede admirar una magnífica estatua del imaginero Juan Martínez Montañés (Jaén 1568 - Sevilla 1649).

El proyecto de esta estatua se inició en el año 1923 siendo aprobado el proyecto del médico y escultor Agustín Sánchez Cid, proyecto en el que se veía al imaginero sentado con una gubia en su mano derecha y con una pequeña imagen de la Virgen sobre su mano izquierda.

La estatua se construyó en bronce con la figura apoyada sobre un gran pedestal de mármol y aunque hoy la podemos admirar en esta Plaza (Donde también estuvo su ubicación inicial), en el año 1967 se trasladó a la avenida de la Constitución a una pequeña Plaza situada en la esquina de la Catedral con la calle Fray Ceferino González, lugar donde estuvo hasta el año 1985, año en el que se volvió a decidir su traslado a la Plaza del Salvador. 

Estatua de Martínez Montañés
Estatua de Martínez Montañés

          Otro monumento importante en esta plaza es la iglesia de Nuestra Señora de la Paz situada frente por frente a la fachada principal de la iglesia del Salvador y cuya puerta de entrada se sitúa en la misma plaza.

Esta iglesia forma parte, a día de hoy, del Hospital de San Juan de Dios, hospital cuya entrada se sitúa en la calle Sagasta, una de las calles que desembocan en la plaza. Inicialmente concebido como hospital para soldados heridos en la guerra, a día de hoy es una residencia de mayores de la citada Orden de San Juan de Dios.

El conjunto hospitalario data de 1574. 

Iglesia de Nuestra Señora de la Paz
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz

          La imponente fachada principal de la iglesia consta de tres cuerpos, con un gran remate en la parte superior de la fachada y con dos torres, una a cada lado.

En el tercer cuerpo se encuentra un gran ventanal que aporta luz a la nave central de la iglesia. 

LA CRUZ DE LAS CULEBRAS:

          Se trata de una cruz que está situada en la esquina de la iglesia con la calle Villegas y es la única constancia que queda del cementerio de la iglesia que como ya hemos dicho estaba situado en la plaza. 

          Es conocida como Cruz de las Culebras al tomar el nombre que tenía anteriormente la actual calle Villegas que era el de calle Culebras.

Inicialmente, esta cruz estaba situada en el centro de la plaza del Salvador, pero Pablo de Olavide asistente de la ciudad ("Asistente" era el nombre que recibía en el siglo XVIII lo que hoy conocemos como "Alcalde") ordenó en el siglo XVIII que se retirara y se colocara en su ubicación actual ya que estorbaba el tránsito de caballos y de carruajes por la plaza. 

          Bajo la cruz hay una lápida (Colocada en 1714) en la se recuerda una Ley del rey Juan II de Castilla que fue emitida en el siglo XV. Textualmente, la lápida dice:

EL REY DON JUAN, LEY II. EL REY I TODA

PERSONA QUE TOPARE EL SANTICIMO

SACRAMENTO SE APEE AUNQUE SEA EN EL LODO, 

SO PENA DE 600 MARAVEDISES DE AQUEL TIEMPO

SEGÚN LA LOABLE COSTUMBRE DE ESTA

CIUDAD, O QUE PIERDA LA CABALGADURA,

SI FUESE MORO DE 14 AÑOS ARRIBA

QUE HINQUE LAS RODILLAS O QUE PIERDA 

TODO LO QUE LLEVARE VESTIDO,

Y QUE SEA EL QUE LE ACUSARE.

SE PUSO ESTA LOZA POR LA ARCHICOFRADÍA 

DEL SANTÍSSIMO SACRAMENTO DE ESTA

IGLESIA COLEGIAL. AÑO DE 1714.

          Lo que viene a decir esta Ley es que toda persona que asistiera al paso del Santísimo Sacramento debía arrodillarse o bajar del caballo caso de ir cabalgando y si no lo hiciera, en caso de ser cristiano o perdía el caballo o debía pagar una multa de 600 maravedíes y en caso de que fuera musulmán sufriría pena de cárcel. 

Cruz de las culebras y placa de mármol
Cruz de las culebras y placa de mármol

EL PATIO DE LOS NARANJOS Y EL CAMPANARIO:

          Estamos en el que era el patio de abluciones de la mezquita de Ibn Adabbás, lo que se puede comprobar por existir en él arcos y columnas de la misma.

De estos arcos y columnas hay unos tres metros más enterrados bajo el nivel del suelo lo que da idea de la subida de nivel del terreno a lo largo de los siglos, ya que el nivel actual del suelo casi llega al fuste de las columnas.

Arcos de la antigua mezquita
Arcos de la antigua mezquita

          A este patio se puede acceder bien desde el interior de la iglesia del Salvador bajando unas escaleras o bien desde sendos corredores que comunican este patio tanto con la Plaza del Salvador como con la lateral calle Córdoba (Antigua calle de Alcuceros).

          Elemento importante en este patio es que en él se encuentra lo que era el antiguo alminar de la mezquita con tres cuerpos muy diferenciados: Los 11 metros inferiores corresponden al alminar moro original, luego hay una parte intermedia que se construyó el siglo XIV y, por fin, la parte superior con campanas que fue realizada por Leonardo de Figueroa entre 1718 y 1719.

Por último cabe indicar que la torre es de planta cuadrada de unos 6 metros de lado.

Torre y campanario
Torre y campanario

          También hay que destacar en este patio la Cruz de los Polaineros que fue trasladada a este patio en el año de 1840 desde la ubicación que tenía en ese año justo a la entrada de la actual calle Álvarez Quintero lugar donde existía una pequeña plaza conocida como Plaza de los Polaineros, pero como estorbaba el tránsito de los carruajes y de los caballos (Igual que le pasó a la Cruz de las Culebras, como ya hemos informado) se decidió su traslado a este lugar. 

Cruz de los Polaineros
Cruz de los Polaineros

          Hay varias capillas con enterramientos en este patio como la capilla de los Pineda en muy buen estado de conservación o la cripta de la archicofradía sacramental de Pasión, cripta en la que están enterrados Don Carlos de Borbón y Borbón junto con su esposa Doña Luisa de Orleans y sus hijos.

          A destacar también la Capilla del Cristo de los Desamparados que es una pequeña capilla barroca de planta rectangular donde se puede admirar una preciosa decoración mural con pinturas, reliquias, exvotos y otros elementos ornamentales.

Construida en el año de 1756 (Sobre esto no hay dudas), los historiadores no se ponen de acuerdo sobre su constructor, ya que se atribuye a Matías de Figueroa según algunos historiadores y según otros a Ambrosio de Figueroa. 

Patio y Capilla del Cristo de los Desamparados al fondo
Patio y Capilla del Cristo de los Desamparados al fondo

          Tiene dos pequeñas cúpulas, una de las cuales aporta luz al interior de la capilla.

          Toma su nombre de la imagen del crucificado que preside el altar mayor que es el Cristo de los Desamparados, imagen datada en el siglo XVI.  

          Tenemos que mencionar que en esta capilla reside la Hermandad de la Virgen del Prado, cuya imagen titular se puede admirar en una hornacina lateral de la capilla y que procesiona por el barrio en el mes de noviembre. 

PLAZA DE JESÚS DE LA PASIÓN:

          Estamos ante una plaza que tiene forma de trapecio, más que de rectángulo y que está situada a espaldas de la fachada principal de la iglesia del Salvador.

Es curioso indicar que en el siglo XIII, tras la conquista de la ciudad por las tropas de Fernando IIIº le asignaron el nombre de Plaza de San Salvador, produciéndose el curioso detalle de que las dos plazas situadas una delante y otra detrás de la iglesia se llamaban igual. 

          Se sabe que esta plaza formaba parte del foro romano de la ciudad, siendo, por tanto, zona de una importante actividad comercial desde sus orígenes, aunque la actividad predominante era la venta de alimentos y a su vez entre estos lo que predominaba era la venta de pan procedente, sobre todo, de las cercanas localidades de Utrera o de Alcalá de Guadaíra

          Numerosos nombres ha tenido esta plaza a lo largo de su dilatada historia.

Citaremos algunos: Poyos de las Hogazas, Atahonas, Baja, Alta del Salvador, Fruta o Vieja del Pan (Cuando se fueron los panaderos), hasta que en 1868 con la "revolución gloriosa" pasó a llamarse Plaza del Pan, nombre que perduró hasta 1918, año en el que a petición de los vecinos de la zona se le cambió a Plaza de Jesús de la Pasión, nombre que duró hasta la instauración en España de la II República momento en el que se la volvió a llamar Plaza del Pan.

Por fin, en 1939 con la expulsión de las tropas republicanas de la ciudad se le volvió a dar su nombre actual de Plaza de Jesús de la Pasión.

Placas con los nombres actual y antiguo
Placas con los nombres actual y antiguo

          Este nombre actual hace honor a la obra maestra (La talla de Jesús de la Pasión) del escultor jiennense Juan Martínez Montañés, que realizó en la ciudad sus obras más importantes hasta su muerte en 1649 en Sevilla, víctima de la mayor epidemia de peste que sufrió la ciudad en su historia y que se llevó por delante (Según las crónicas de la época) al 50 % de la población.

La Hermandad de Pasión cuya imagen titular de Cristo es la imagen de Jesús de la Pasión, efectúa su recorrido de la Semana Santa sevillana con salida y entrada de la iglesia del Salvador en la tarde noche del Jueves Santo (Hablaremos de esta Hermandad en el artículo que escribiremos sobre el interior de la iglesia del Salvador).

          Es curioso indicar que cuando se instalaron en Sevilla los primeros buzones para el correo, uno de los seis que se instalaron en la ciudad se colocó en esta plaza lo que da idea de la importancia de la misma.

          También hay que mencionar que los muros que se ven desde la plaza en el interior de los comercios adosados a la trasera de la iglesia son muros originales de la mezquita mora de Ibn Adabbás, muros que tienen, por tanto, más de 1.000 años.

Recomendamos visitar la plaza y ver la pared de fondo de la joyería Serrano Navarro, que es donde mejor se puede apreciar dicho muro.  

          Otra muestra de la importancia de esta plaza la encontramos en las "Novelas ejemplares" de Miguel de Cervantes y Saavedra, ya que esta plaza aparece mencionada en varias de dichas novelas.

Esta circunstancia es recogida en un azulejo colocado en la fachada trasera de la iglesia, sobre los comercios allí instalados.

Concretamente se menciona un episodio de la novela "Rinconete y Cortadillo" que se desarrolla en esta Plaza.

Azulejo de las Novelas ejemplares
Azulejo de las Novelas ejemplares

AZULEJO DEL CRISTO DEL AMOR:

          En la calle Villegas, al lado de la gran hornacina donde podemos ver la Cruz de las Culebras, podemos ver el mayor retablo cerámico que existe en la ciudad de Sevilla dedicado por una Hermandad sevillana a su imagen titular.

De hecho, la imagen retratada en este enorme azulejo (Mide 3,75 metros de ancho por 4,80 metros de alto) lo está a tamaño natural del Cristo del Amor (Sobre un fondo de tela burdeos), una de las excelentes imágenes que el escultor Juan de Mesa talló para las hermandades sevillanas.

Esta concretamente fue tallada en el año de 1620 (Hablaremos de la Hermandad del Amor en el artículo dedicado al interior de la iglesia del Salvador). 

Azulejo del Cristo del Amor
Azulejo del Cristo del Amor

          Este azulejo fue realizado en 1930, obra del pintor ceramista D. Enrique Mármol Rodrigo en colaboración con D. Manuel Cañas Martínez.

Fue donado por D. Manuel Casana, persona que fue nombrada en 1931 teniente mayor perpetuo de la hermandad.

El azulejo fue realizado en la fábrica cerámica de Nuestra Señora del Rocío, elaborado por José Laffitte Romero.

Fue bendecido el día 18 de noviembre de 1930, solamente ocho años después de la llegada de la Hermandad a la iglesia del Salvador.

          Hay que decir que la maravillosa imagen del Cristo del Amor tiene de fondo una tela en color damasco y se han colocado dos portavelas en forja para que pueda ser iluminado. El conjunto está tapado por un tejado de madera en el que hay unas tejas en cerámica.

          La obra es tan espléndida que Manuel Casana encargó una copia que colocó en una carpintería de su propiedad y que estaba ubicada en la actual calle Santo Domingo de la Calzada.

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