8 Curiosidades de Sevilla que puedes ver paseando por sus calles
En una ciudad como Sevilla que se está empezando a acercar a su trimilenario, ciudad por la que han pasado los fenicios (Sus fundadores), los griegos, los cartagineses, los romanos (Casi seis siglos), los visigodos, los musulmanes (También casi seis siglos) y, por fin, los cristianos, se pueden encontrar huellas o señales que recuerden algún hecho de esos casi 3.000 años de historia.
Estas huellas o señales no solo las podemos apreciar en el interior de los monumentos que hay en la ciudad como el Real Alcázar o la Catedral con la Giralda, también se pueden ver en otros detalles que pueden pasar inadvertidos pero que están en las calles de Sevilla, a plena vista del viandante.
En este artículo vamos a hablar de varios de ellos, dejando la puerta abierta a posteriores artículos con otras señales de la historia de Sevilla, que podemos ver paseando por las calles de la ciudad.
1.- La Primera Imprenta de Sevilla
Empezaremos por una placa de mármol que podemos encontrar en la actual Calle Pajaritos en pleno centro de la ciudad.
La calle Pajaritos es la calle que conecta las calles Franco y Estrella y en ella se estableció en el año 1511 la primera imprenta que existió en Sevilla.
La imprenta fue inventada por el alemán Johannes Gutemberg en el año de 1440 y fue otro alemán, Iacome (Jacobo) Cromberger (De ahí las iniciales "I C" en la placa) que nació en Núremberg en 1473 y que murió en Sevilla en 1528 quien trajo a Sevilla la primera imprenta que hubo en la ciudad estableciendo su negocio en la actual Calle Pajaritos. Desde aquel momento, la calle se llamó Calle de la Imprenta.
El negocio empezó poco a poco, con carteles y pliegos menores, pero fue incrementando su negocio ayudado por el trabajo que generaba la Casa de Contratación de Sevilla debido a la importancia que la ciudad de Sevilla tenía en esa época al ser puerto de llegada y salida de todo el comercio con América.
También se imprimieron muchos libros, aunque uno de los más importantes fue la impresión del famoso libro "La tragicomedia de Calisto y Melibea" del autor Fernando de Rojas.
Ampliando negocio, Cromberger no solo se limitó a la impresión de libros sino que también fabricó imprentas. Cuando Iacome Cromberger muere en Sevilla en 1528, se hace cargo de la imprenta su hijo Juan, el cual, en el año 1539 envió a Méjico la primera imprenta que existió en el continente americano estableciendo una "sucursal" de su negocio en dicha ciudad. Al frente de dicho negocio puso a un italiano de nombre Juan Pablos el cual tiene una calle en Sevilla, en su honor, en el barrio del Porvenir.
Posteriormente, la calle dejó de llamarse "de la imprenta" para pasar a tener el nombre actual de Calle Pajaritos en recuerdo de una taberna muy famosa que había en Sevilla y a la que menciona varias veces Tirso de Molina en su obra "El burlador de Sevilla" (Don Juan Tenorio).
2.- La Piedra Llorosa de Sevilla
Hablaremos ahora de un sillar de piedra que podemos encontrar al final de la Calle San Laureano, llegando al cruce con las calles Marqués de Paradas y Torneo.
Cuenta la historia que durante el reinado de Isabel IIª se produjeron en España diversos levantamientos de mayor o menor notoriedad intentando promover valores de índole liberal, aprovechando también que en aquella época se desarrollaban en España las guerras carlistas.
Concretamente en Sevilla un grupo de poco más de 100 jóvenes sevillanos dirigidos por un coronel del ejército retirado, se levantaron en armas imbuidos de ideales liberales y republicanos y salieron fuera de la ciudad para conseguir el apoyo de los pueblos cercanos. En el curso de esa salida cometieron algunos delitos saqueando algunas fincas.
Para detenerlos, salieron a su encuentro soldados regulares del ejército español que al alcanzarlos dispararon sobre ellos matando a 25 y haciendo prisioneros al resto, 82 jóvenes concretamente, que fueron recluidos en la cárcel del Cuartel de San Laureano.
Un general enviado desde Madrid por el Gobierno de España ordenó el inmediato fusilamiento de los 82 jóvenes, con objeto de dar ejemplo. Estos jóvenes fueron fusilados en los Campos de Marte (Donde hoy está Plaza de Armas), no sirviendo de nada las súplicas del entonces Alcalde de la ciudad Juan José García de Vinuesa que intentó, en vano, conseguir el perdón para los 82 jóvenes muchos de ellos menores de edad y que pertenecían a familias aristocráticas de Sevilla.
Desolado, cuentan que García de Vinuesa se apoyó en un sillar de piedra que encontró delante del cuartel de San Laureano para llorar por la muerte de los jóvenes sevillanos. Ese sillar, desde entonces, pasó a ser conocida como "la piedra llorosa".
García de Vinuesa murió en 1865 presa del cólera que afectó a la ciudad en ese año, mientras visitaba a las personas que habían caído presas de dicha enfermedad. Por acuerdo municipal la "Calle del Mar", donde vivía García de Vinuesa pasó a tener el nombre del fallecido Alcalde.
3.- El Obús del Barrio de San Esteban
En el barrio de San Esteban, a la altura de donde estuvo la antigua Puerta de Carmona se encuentra la actual calle Mosqueta, pequeña calle que une las calles San Esteban con Muro de los Navarros y en ella podemos ver a la altura de una segunda planta una bala de cañón de unos 25 cms. de altura encastrada en la fachada.
En 1873 se proclama en España la Primera República, produciéndose casi de inmediato lo que se llamó la "Rebelión cantonal", que consistió en levantamientos armados de tipo muy local reivindicando mejoras sociales y laborales para los trabajadores (Por ejemplo, se reclamaba la jornada laboral de 8 horas diarias).
Las regiones españolas donde se produjeron más levantamientos fueron la región valenciana y la región andaluza.
En Sevilla la rebelión cantonal tuvo especial virulencia en la zona de la Puerta de Carmona donde los sublevados montaron barricadas que estaban defendidas por los vecinos del barrio.
La respuesta del Gobierno fue enviar el general Pavía a Andalucía produciéndose durísimos enfrentamientos en la zona de Puerta de Carmona con numerosos muertos por ambos bandos.
Lógicamente, la mayor preparación y equipamiento del ejército decantó a su favor la lucha, entrando en Sevilla el citado general Pavía a principios del mes de Agosto de 1873, dando por sofocada la revuelta cantonal.
En una reforma realizada a finales de los años ochenta en la casa indicada al principio, se halló el proyectil del que hemos adjuntado foto, proyectil utilizado por el ejército español para bombardear a los sublevados.
4.- Azulejo de Santa Rita
En plena ronda histórica de la ciudad se encuentran los Jardines del Valle.
En una de sus rotondas interiores se encuentra un templete con un azulejo de Santa Rita de Cassia, patrona de los imposibles. Este azulejo se encuentra a día de hoy en mal estado de conservación, muy deteriorado.
Estos Jardines tienen por un lado la Avenida de María Auxiliadora y por el otro por un paño de la muralla almohade original, el más grande después del que hay en la Macarena. En el espacio ocupado por los Jardines se construye en el siglo XV el Convento del Valle, fundado por una comunidad franciscana.
Este Convento fue expropiado durante la desamortización de Mendizábal de 1836 pasando a manos particulares, hasta que en el año 1886 la Marquesa de Villanueva lo compra para instalar un colegio en el lugar. Dicho colegio funcionó hasta mitad del siglo XX, fecha en la que cerró sus puertas cayendo en la completa ruina las instalaciones por el abandono que sufrieron.
En la segunda mitad del siglo XX los terrenos fueron comprados por una empresa inmobiliaria con el objeto de levantar pisos, pero se encontraron con un fuerte movimiento ecologista que tras cinco años de lucha y movilizaciones consiguieron que el Ayuntamiento de Sevilla llegara a un acuerdo con la empresa inmobiliaria para que ésta abandonara el proyecto.
El azulejo de Santa Rita fue instalado por las religiosas que llevaban el Colegio en el año de 1920, obra del pintor Carlos Hermoso, y cuando el Colegio fué abandonado las religiosas quisieron dejar el azulejo en el lugar en el que ha llegado en nuestros días.
5.- Busto del Rey Don Pedro Iº
Si paseamos por el barrio de la Alfalfa nos encontraremos con la Calle Cabeza del Rey Don Pedro, calle que está entre las calles Almirante Hoyos, Corral del Rey y Candilejos, a unos 100 metros de la Plaza de la Alfalfa.
En la esquina con Almirante Hoyos, a la altura de una primera planta se encuentra un busto de medio cuerpo del Rey Pedro Iº apodado "El Cruel" por el clero y la nobleza y "El Justiciero" por el pueblo, busto que da nombre a la calle.
El origen de la existencia de dicho busto está en una historia ocurrida en Sevilla en la segunda mitad del siglo XIV.
Como es conocido, el Rey Don Pedro Iº vivió mucho tiempo en Sevilla, en el Real Alcázar, junto con su amante Doña María de Padilla.
El rey tenía profundas enemistades con la nobleza y muy especialmente con la familia de los Guzmán (Partidarios de que reinara la casa de Trastámara), uno de cuyos miembros, hijo de Don Tello de Guzmán cabeza de la familia y que vivía en Sevilla se dedicaba a propagar rumores difamatorios y mentirosos sobre el rey.
Informado el Rey y para salvar su honor investigó los hábitos del caballero y lo esperó en una esquina cercana a la Plaza de la Alfalfa, retándolo a duelo. Una vez desarrollado el duelo, cayó muerto el caballero de la casa de Guzmán.
No obstante, el ruido provocado por el duelo fue oído por una anciana que asomó la cabeza a la calle para ver qué ocurría, iluminándose con un candil (Origen del nombre de la calle Candilejo) y vio la cara del matador, identificándolo como el rey.
Cuando el caballero muerto fue encontrado al día siguiente, la familia de los Guzmán encabezados por el jefe de la familia Don Tello de Guzmán fueron a ver al Rey, exigiéndole de forma muy airada que se encontrara al matador del caballero, afirmando que se trataba de un asesinato.
El Rey con objeto de quitárselos de encima prometió que se investigaría el suceso y, de hecho, promulgó un decreto por el cual se entregarían 100 doblas de oro a la persona que aportara pistas que condujeran a la detención del asesino.
A los pocos días, el hijo de la anciana del candil se presentó en el Alcázar solicitando hablar con el Rey porque conocía la identidad del matador del caballero Guzmán.
A solas con el Rey, éste le interrogó sobre qué sabía y el hombre le dijo que le enseñaría la cara del matador. Entonces colocó al Rey delante de un espejo y le dijo que estaba contemplando la cara del matador del caballero Guzmán.
El Rey reconoció el hecho, mandó que se entregaran las 100 doblas prometidas, previa promesa de que guardaría secreto absoluto de lo que sabía.
Al día siguiente, el Rey mandó que se colocara en el lugar del duelo y donde había sido hallado muerto el caballero Guzmán una hornacina con la cabeza de la persona que había matado al caballero, pero mandó que se cerrara con una puerta y se colocaran rejas delante para evitar que nadie abriera la hornacina.
Don Tello de Guzmán insistió vivamente en descubrir el rostro del asesino pero el Rey se excusó diciendo que el asesino era una persona muy importante y que si se conociera su identidad se podían provocar graves disturbios además de posibles intentos de venganza.
Cuando Don Pedro muere en el año 1369 en Montiel, muerto por su hermano bastardo Enrique (Inicio de la casa de Trastamara en la corona de Castilla y León), es nombrado Gobernador de Sevilla el propio Don Tello de Guzmán y de sus primeras acciones fue abrir la hornacina para identificar la cabeza y conocer la identidad de quien había matado a su hijo.
Su sorpresa y su rabia fueron enormes al descubrir que en el interior de la hornacina no había ninguna cabeza humana sino un busto del mismísimo Rey, por lo que su venganza no era posible.
Al parecer, su primera intención fue destruir el busto pero conocedor de que eso provocaría la ira del Rey actual, Enrique de Trastamara, la dejó en su sitio que es el mismo que ocupa a día de hoy.
6.- La Virgen de los Olmos
En la cara Este de la Giralda (La que mira a la Plaza Virgen de los Reyes) y a unos 3 metros del suelo de la Plaza hay una hornacina con una talla de la Virgen en alabastro blanco de unos 50 centímetros de altura.
La advocación de esta imagen es Virgen de los Olmos, aunque hay que decir que esta talla que vemos al pie de la Giralda no es la talla original, la cual es de autor desconocido del siglo XIV ó XV y se encuentra dentro de la Catedral, más concretamente en la Capilla de San Antonio.
Ésta que vemos en la Plaza es una copia realizada en el año 1986.
La talla original se colocó al pie de la Giralda para recordar como en la actual Plaza Virgen de los Reyes existió el llamado "Corral de los Olmos", así llamado por los árboles de esta clase que en él había.
En dicho edificio que ocupaba el espacio que hoy ocupa la Plaza Virgen de los Reyes se reunían desde la conquista de la ciudad los Cabildos tanto municipales (Del Ayuntamiento) como eclesiásticos (Clérigos de la Catedral).
Este edificio se comunicaba con el cercano Convento de Santa Marta y con la actual Calle Placentines mediante unos arcos formados por palos de madera (Origen del nombre de la puerta de la Catedral orientada a la Plaza Virgen de los Reyes: Puerta de los Palos).
Por cuestión de espacio y por el aumento de la actividad en la ciudad como consecuencia de ser partida y llegada de las flotas que iban y venían de América, el Cabildo Municipal terminó marchándose a dependencias municipales en el Ayuntamiento, en la Plaza de San Francisco, quedando solo el Cabildo Catedralicio en el Corral, aunque también terminaron marchándose a finales del siglo XVII coincidiendo con la construcción de la Sala Capitular de la Catedral de Sevilla, que es donde se efectuaron a partir de entonces sus reuniones.
El Corral de los Olmos pasó por diversas vicisitudes, incluido ser casa de juegos u hospedería, aunque hubo muchos escándalos y peleas que dieron mala fama al lugar.
Por fin se decidió demoler el edificio a finales del siglo XVIII, para dar amplitud a la Plaza y más visibilidad a la Catedral y a la Giralda.
En recuerdo de aquel edificio se colocó la Virgen bajo la Giralda, tomando la advocación indicada de Virgen de los Olmos.
7.- Escudo de Sevilla en Piedra
En la actualidad quedan en Sevilla cuatro puertas de las murallas almorávides originales, tres de ellas pertenecientes a la muralla exterior (Puerta de Córdoba, Puerta de la Macarena y Puerta o Postigo del Aceite) y una de la muralla interior (Portal de Abdelaziz) que era una puerta interior de acceso al Alcázar.
Si visitamos la Puerta o Postigo del Aceite por la parte de lo que sería la parte interior de la ciudad hay, sobre el arco, un escudo de piedra representando el escudo de la ciudad de Sevilla.
Estamos ante el escudo en piedra más antiguo que se conserva en la ciudad de Sevilla y en él podemos contemplar en el centro al Rey San Fernando, flanqueado por los religiosos San Isidoro y San Leandro, que eran hermanos y religiosos muy influyentes en la época.
El estado del escudo es excelente y bajo él se encuentra una placa de mármol recordando la restauración que se efectuó a mediados del siglo XVI por el italiano Benvenuto Tortello, el cual también ensanchó el arco para facilitar el tránsito de los carros que transportaban el aceite, cuyo comercio de entrada o salida de la ciudad se efectuaba a través de esta puerta.
8.- El Hombre de Piedra
En la zona de la Alameda de Hércules y uniendo las calles Santa Clara y Jesús del Gran Poder se encuentra la calle Hombre de Piedra.
El nombre le viene de una estatua de mármol de poco más de un metro de altura que se encuentra a pie de calle, en una hornacina, hacia la mitad de la calle.
El nombre le viene de una leyenda de las muchas que hay en la ciudad de Sevilla ambientada en el siglo XV. Cuenta dicha leyenda que un tal Mateo "El Rubio" estaba bebiendo con unos amigos en una taberna que había en esta calle (Entonces se llamaba Calle del Buen Rostro).
En ese momento pasaba una procesión por dicha calle queriendo la casualidad que el Santísimo Sacramento se detuviera justo delante de la mencionada taberna, lo que provocó que los parroquianos presentes se arrodillaran cumpliendo la normativa legal que había en la época y que obligaba a arrodillarse delante del mencionado Sacramento (Aún hoy en día se puede leer dicha Ley en una placa que hay en la fachada de la Iglesia del Salvador, por el lado de la Calle Villegas).
El citado Mateo "El Rubio", borracho, se burló de los que se habían arrodillado y empezó a blasfemar contra el Santísimo Sacramento.
En ese instante, cuenta la leyenda que cayó un rayo procedente del Cielo que convirtió en piedra a Mateo y como no se había querido arrodillar, perdió las piernas quedando hundido hasta las rodillas y convertido en piedra.
La realidad es muy distinta. Se trata de una estatua romana que había en unas termas que existían en el lugar. Los musulmanes la mantuvieron en el mismo sitio en los baños que, sobre los baños romanos, montaron dichos musulmanes y a los que llamaron "Baños de la estatua".
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Me parecen superinteresantes todas estas historias-leyendas de Sevilla
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